jueves, 26 de agosto de 2010

Fecha de caducidad/Consumir preferentemente antes de…

Debió decirme que tenían fecha de caducidad. Debió avisarme de que sus te quieros tenían un plazo de validez de un par de meses; me sentaron mal. Debió avisarme de que si tomaba sus besos a sorbos caería enferma, que no debí pedirle más ni engancharme a su olor de forma tan obsesiva. Me empaché desequilibradamente de su cuerpo en una madrugada fría y seca como se volvieron sus palabras desde entonces. Aquella noche mi boca buscaba la suya de forma desesperada, corría entre lágrimas a encontrarme con sus manos, gritaba de pasión por oírle respirar cerca de mi oído y decirme que quería que me fuera con él. Sentía el ardiente fuego en sus pupilas mirándome y desgarrándome el cuerpo y el alma lenta y rítmicamente. Me inyectó su veneno hasta el fondo infectándome el vientre y el pecho. La pasión se asomaba por la comisura de sus labios formando una mueca de placer que mi retina capturó de forma indeleble condenándome a sufrir hasta la eternidad. Mató de un disparo y sin temblarle el pulso las mariposas de mi estómago cuando le vi irse sin mirar atrás y el agujero no cicatriza. Porque no debí, porque estaba en mal estado, porque estoy enferma y me duele el corazón. Y dicen que no tiene solución.

3 comentarios:

  1. Si hay una solución, pero tienes que buscar quien te cure ese dolor, y eso es mas dificil de lo que puede parecer

    Muy buen relato, me recordó a otro que leí en otra página sobre la pasión

    http://historialmente.wordpress.com/2010/06/30/la-pasion/

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  2. Creo que este es mi favorito de todos los que has publicado <3

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