viernes, 11 de diciembre de 2009

Insomnio

En mi cabeza se agolpan todos los momentos que me han hecho tan felices, empujándose, atropellándose y luchando por imponerse unos sobre otros en una carrera por lograr ser el más doloroso que acabe finalmente conmigo. Te echo de menos. Las imágenes me hacen recordar cómo me mirabas, una tierna sonrisa dibujada en tu boca que reflejaba la mía en una cafetería cualquiera. Tus dedos acariciando los míos. Mis manos revolviéndote el pelo mientras te observo para no olvidar ese momento nunca. Recuerdo cómo te tuve entre mis brazos en un parque cualquiera, cómo mi mano iba recorriendo tus brazos, tu cuello, tu espalda, tus labios que se iban acercando a los míos muy lentamente para intentar darme besos que yo esquivaba con una inocente risita. Te echo de menos. Recuerdo tu respiración de noche, tu olor mientras yo me apoyaba sobre tu pecho para oír los latidos de tu corazón. Tu suave voz susurrándome que me querías, confesándome que era la mujer de tu vida, fundidos en un dulce abrazo de madrugada. Mi piel recorriendo la tuya. Un beso en la frente. Escucho tu voz entrecortada al otro lado del teléfono. Saboreo tus lágrimas. Las mías. Se me acaban las fuerzas y tengo frío. Las ocho de la mañana ya. Te echo de menos.