jueves, 7 de octubre de 2010

GG

Había sido rechazado. El Empire State, unas flores, una hora. Las 7:01. Allí estaría esperándola. “Ven, u olvídame para siempre”.

Ella no fue.

De noche se movía entre prostitutas y alcohol. Su gabardina olía a sudor y lágrimas. Dos tipos lo asaltaron. “Danos todo lo que tengas”. De forma calmada dijo que tenía dinero, que podía ir a un banco a sacarles lo que quisieran. Metieron la mano en su bolsillo. ¡No! ¡Eso no! ¡Dejadme la caja! ¡Todo menos eso! —gritaba mientras forcejeaba con ellos.

Se oyó un disparo y una risas y todo quedó en silencio.

Él yacía en el suelo manchado de sangre con una expresión terrorífica de indiferencia en su cara. Se habían llevado el único recuerdo que le quedaba de ella. Había tirado todo lo que le pertenecía a ella a la basura. Sus regalos, sus cartas, sus libros, la ropa que se dejó, los resguardos de las entradas y viajes que hicieron juntos. Borró las fotos y los mensajes; su número, su pasado y su cara…. Y se habían llevado lo único que le importaba en la vida, el anillo con el que le propondría matrimonio, y la herida lo estaba desangrando.