domingo, 14 de junio de 2009

Ella y ella

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Había tenido un día terrible y de camino a casa sólo pensaba en dejarme caer sobre la colcha de la cama y esperar a que empezara un día nuevo. Al llegar recibí su mensaje: “A las 11 n l Novelty, vmos a djar el estrés n l culo d cien vasos, ok?”. Bueno, no tenía nada que hacer en realidad salvo dejar pasar las horas frente a la pantalla mientras lamentaba mi absurda existencia. “Allí nos vemos ;)”. Me depilé, me quité los puntos negros, me maquillé y me puse el vestido rojo y las medias de rejilla, pero arreglarme no me animó lo suficiente sino todo lo contrario porque con cada brochazo de maquillaje me percataba de lo traidora, engañosa y efímera que es la belleza.

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Salí a su encuentro y allí estaba ella, pletórica. Llevaba esos zapatos negros de tacón alto que tanto me gustan y una camisa cuyo escote que quitaba el hipo. Ella siempre estaba monísima y lo sabía. En cada una de sus pisadas se sentía la seguridad y fuerza que tanto atraían al sexo masculino eclipsando la presencia de cualquier otro agente externo a ella. De camino al bar, mientras me contaba lo buenérrimas que estaban las tortitas en no sé qué restaurante, la miraba con deseo. La admiraba yo también, pensaba en que yo podía ser como ella e irradiar carisma y encanto a mi paso. Podría empezar a vestir un poco más atrevida, podría oír su música y leer sus libros.

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Entramos en aquella taberna irlandesa y pasó ella primero. El bar entero pareció enmudecer. Todos y todas giraron sus cabezas hacia ella como si de un elefante enfundado en un traje de corredor de bolsa se tratara. Los chicos la miraban haciendo un repaso de sus piernas, su escote y sus ojos y las chicas comentaban entre ellas sin apartar sus miradas. En ese momento me di cuenta de todo. Nunca podía ser como ella, yo era una mota de polvo en ese momento, vagaba detrás de ella atenta a sus movimientos y sintiendo la rabia por dentro por mi insignificancia a su lado. Antes de pedir le dije que me acompañara al baño, ya no podía más. Me lavé la cara para tratar de tranquilizarme y ella empezó a hablar, cómo no, de cómo le había mirado no se qué chico monísimo del bar. Ya empezaba otra vez ella y su vanidad. Ella y ellos. Ella y ella. En un ataque de rabia la cogí por su terso y blanco cuello hasta zarandearla. Aprendí algo nuevo de ella: era demasiado perfecta para haber aprendido a pelear. Me tiró del pelo hasta hacerme retorcerme en el suelo y presioné su nuez hasta oírla gritar POR QUÉ, POR QUÉ. La muy zorra sabía por qué. Patadas, arañazos, mordiscos y golpes contra el suelo. Le tapé la boca, la tenía en el suelo, despeinada, su recién hecha manicura francesa clavada en mis brazos, pidiéndome ayuda desesperadamente. ¿Quién estaba ahora por encima, EH? Tardó en quedarse inconsciente y noté que mi cuerpo quedaba liberado al fin. La muy puta me había manchado el vestido.

5 comentarios:

  1. No era necesario ahorcarla para que ella se sintiese mejor, sólot enía que mirar bien y con los ojos realmente abiertos el reflejo del espejo.

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  2. Mi nombre aquí no importa, caí con tu blog buscando tablaturas de NDNO (buena banda, por cierto), leí de abajo hacia arriba y lograste enmudecerme, dejé de trabajar por leer cada una de tus letras, cada uno de tus commas y tus acentos, lograste que sintiera en mi piel lo escrito por tus dedos.

    Coincido parcialmente con "YO" cito:
    "sólot enía que mirar bien y con los ojos realmente abiertos el reflejo del espejo."

    Me pregunto qué escribiría "ella" (si es que escribe, si es que lee, si es que siquiera valiera la pena escuchar su música), dudo que algo interesante, su blog lo llenaría de basura superflua, probablemente contando quién le miraría (con un alto matiz de "chisme") por una belleza que más temprano que tarde se le irá como arena en la mano, sin embargo, tú, con esta hermosura lírica y tus mil novecientas ochenta y cuatro formas de hablar y sentir, deberías -de vez en cuando- también mirarte en este espejo de letras, que no te reflejarán un rostro como lo quieras ver, en vez de eso, te ahorrará tiempo y reflejará de una forma cruda, veraz e irrefutable una belleza pura.

    Mi tiempo "libre" acaba y debo seguir con mis deberes, a partir de hoy me sentiría honrado ser considerado como un fiel lector, un seguidor, un "alguien" que entiende perfectamente que a veces hay que destrozar algo tan superficialmente "bonito" para sentirse mejor.

    PD: una putada la mancha del vestido

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  3. Gracias por pasarte y comentar, Anónimo "NDNOniano". La verdad es que comentarios así me animan mucho a seguir escribiendo porque sé que el que te lean y gasten unos minutos de su tiempo para dignarse a ir más allá del "me gusta" es un verdadero placer hoy día.

    En serio, gracias : )

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  5. Impredecible giro de los acontecimntos. La envidia es muy mala, pero el desahogo para reprimirla es tentador y sugerente.

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