Qué bien que vayamos a la playa, Charles. Siempre he querido viajar, conocer mundo... Creía que cuando nos casáramos todo sería diferente. Que me llevarías a bailar, que me acompañarías de tiendas, que celebraríamos en casa las fiestas de cumpleaños de los niños, que iríamos a la ópera y otras parejas nos envidirarían... Pero no, tú nunca me sacas de casa. Y estoy harta de que no lo hagas. Estoy harta de eso y de que dejes los calcetines sucios por el suelo. Y de que al llegar a casa dejes el abrigo en el primer sitio que ves. Estoy harta de tu falta de romanticismo, ¿hace cuánto que no me besas al llegar a casa? ¿Hace cuánto que no me traes flores? ....Oh, Charles, ¡Charles! ¿En qué momento perdimos todo eso? ¿Cuánto tiempo ha pasado? ... ¡Charles! ¿Quieres hacerme caso cuando te hablo? Deja de jugar con esas cuerdas y arghh... Char-... ghhh... por...ghh fa...argh...
domingo, 21 de noviembre de 2010
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Buenas!! Pues seguiré tu blog, me gustan tus relatos, ya lo sabes :)
ResponderEliminarUn beso.
Como te gustan las historias de amor con final feliz... ;-)
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